FUNCION GENERAL DE ESTATUTOS

RECORDATORIO:


Se recuerda a todos los Cofrades, que el próximo sábado día 30 de abril, a las 18,00 horas en primera convocatoria y 18,30 en segunda, cumpliendo con lo estipulado en los estatutos de nuestra Cofradía, se celebrará la Reunión General Anual Ordinaria, por lo que se ruega a todos la asistencia.

"Este es el día que actuó el Señor" (Sal 117,24)



Manifestemos nuestra alegría, hermanos, hoy como ayer. Si las sombras de la noche han interrumpido nuestras fiestas, el día santo no ha terminado...: la claridad que propaga la alegría del Señor es eterna. Cristo nos iluminó ayer y hoy todavía resplandece su luz. "Jesucristo es el mismo ayer y hoy", dice el bienaventurado apóstol Pablo (Heb 13,8). Sí, para nosotros Cristo ha nacido. Para nosotros ha nacido hoy, según lo anunciado por Dios por boca de David:"Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy" (Sal 2,7). ¿Qué significa esto? Que Él no engendró a su hijo un día, sino que ha engendrado el día y la luz al mismo tiempo...


Sí, Cristo es nuestro hoy: esplendor vivo y sin disminución, Él no deja de alumbrar el mundo (He 1.3) y este incendio eterno parece no ser sólo de un día. "Mil años en tu presencia son un ayer que pasó", exclamó el profeta (Sal 89,4). Sí, Cristo es ese día único porque única es la eternidad de Dios. Él es nuestro hoy: el pasado, huyó, se escapó; el futuro desconocido no tiene secretos para él. Luz soberana, abrazó todo, lo sabe todo, en todo tiempo está presente y lo posee todo. Antes que él, el pasado no se puede derrumbar, ni el futuro eludir... Hoy no es sólo el tiempo donde la carne nació de la Virgen María, ni sólo donde la divinidad, sale de la boca de Dios su Padre, sino el tiempo donde ha resucitado de entre los muertos: "Él ha resucitado a Jesús, dice el apóstol Pablo; Así está escrito en el Salmo segundo: "Tú eres mi Hijo; "Yo te he engendrado hoy'" (Hechos 13,33).



Verdaderamente, Él es nuestro hoy, cuando, al salir de oscura noche del infierno, abrazó a los hombres. Realmente, Él es nuestro día, al que no pudieron oscurecer los ataques de sus enemigos. Ningún día mejor que este día para acoger la luz: a todos los muertos, les ha dado el día y la vida. El hombre viejo nos llevó a la muerte; Él nos ha resucitado con la fuerza de su hoy.



Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor


San Máximo de Turín (?-v. 420), Obispo. Sermón 36; PL 57, 605

Fotos Martes Santo 2011

Colección de fotos pertenecientes a la estación de penitencia del Martes Santo.

ESPLENDOR EN LA NOCHE DEL MARTES SANTO

El pasado Martes Santo, día 19 de abril, veinticinco años después de que nuestra querida Cofradía realizara estación de penitencia por primera vez, volvíamos un año más a acompañar al Señor de la Oración en el Huerto, en su peculiar caminar bajo la cariñosa mirada de nuestra amantísima Madre de la Esperanza. Ante la amenaza de lluvia, que nos recordó que el verdadero poder no es de este mundo, se decidió, antes de la salida, realizar solo el itinerario que trascurre por nuestro barrio, lo que no hizo que mermara la solemnidad y resplandor que caracteriza nuestras salidas.

Tras la celebración de la palabra, y con algún retraso que pacientemente soportó el fervoroso gentío aglutinado en las inmediaciones del templo, la cofradía se puso en la calle.

Abría el séquito la cruz guía flanqueada por los faroles, que daban comienzo al cotejo de penitentes verdes y blancos. En el centro, un penitente portaba el libro de reglas, y un grupo de pequeños acólitos iban perfumando el recorrido con el agradable olor del incienso. Delante del paso de nuestro amantísimo titular, la representación de las cofradías de Semana Santa y de la agrupación, a la que representaba el propio presidente D. Serafín Sánchez. Presidiendo todo el cortejo y cumpliendo con el protocolo, nuestra Hermana Mayor, Mercedes Padilla, que vistiendo el hábito penitencial propio de su cargo estuvo acompañada en todo el recorrido por el pregonero de este año, D. Antonio García Gallego. El trono estuvo escoltado, como viene siendo habitual, por sayones de la Hermandad del Ecce-Homo y Jesús en la Columna, capitaneados por el soldado Lonjinos.

El paso de misterio, concluida ya la fase de tallado, lució con los faroles del paso de nuestra cofradía hermana “Entrada de Jesús en Jerusalén”, que los cedió para la ocasión. A lo largo del recorrido pudimos constatar el excelente trabajo realizado por la cuadrilla de costaleros, dirigidos brillantemente por su capataz Jorge Pitchot.

Y siguiendo a nuestro Padre Jesús, detrás del paso, los doce apóstoles pertenecientes a de la Hermandad de los Apóstoles y nuestra agrupación musical, “Virgen de la Esperanza”, que acompañó con un lucido repertorio de marchas a nuestro amantísimo titular durante todo el recorrido. La agrupación musical exhibió con sus sones un verdadero alarde del buen trabajo y buen hacer que están realizando. El magnífico y bien interpretado repertorio de marchas con las que honró al Señor de la Oración del Huerto, dejó patente la calidad y profesionalidad que ha adquirido gracias al trabajo disciplinado y constante de todos sus miembros

Tras la agrupación musical, otro amplio cortejo de penitentes, y tras estos el estandarte de la cofradía que junto con los faroles negros, indicaban el comienzo de la sección de camareras que vestían la mantilla con elegancia y con la sobriedad propia de la ocasión. Les seguía el Paso de Palio. La Reina de los Cielos, Nuestra Madre de la Esperanza, irradiaba luz y amor, desatando emociones y sentimientos a quienes la contemplaban a su paso. La Señora, arreglada para la ocasión por el vestidor granadino Álvaro Abril, estrenó la bambalina frontal del nuevo palio.

Elegante resultó también el trabajo realizado por la cuadrilla del paso de palio, magníficamente dirigidos por José Carlos Jiménez. Por último cerraba el cortejo la banda de música de Mancha Real, que desde hace ya varios años viene acompañando con sus marchas a la Virgen de la Esperanza.

Fueron muchas las personas que aguardaban para ver a la Cofradía en nuestro recorrido por las calles Santo Domingo, Horno, Gala y Tejuela, acompañándonos hasta nuestro regreso al templo, donde concluyó un año más nuestra estación penitencial.

No podemos concluir esta crónica sin dejar patente el extraordinario comportamiento del cuerpo de penitentes, consiguiendo el recogimiento, la abnegación y la reflexión, que debe reinar en la estación penitencial. Que el Señor de la Oración del Huerto y su Madre, Nuestra Señora de la Esperanza, nos bendigan a todos.